Aún no sé qué hacer para que mi blog se pueda encontrar en el buscador de google. Repaso todas las pestañas que tenemos como herramientas y nada más no doy una.
Incluso me he metido a diversas páginas en internet para saber como publicar o que se vea mi blog en un buscador. Hice todo lo que me han dicho y no pasa nada.
He visto comentarios que advierten que hay blogs que tardan hasta meses en ser localizados por google.
En fin, llevo bastante tiempo de no jugar Gotcha, un deporte extremo que me gusta mucho. El próximo sábado varios compañeros de la maestría iremos al Ajusco a jugar y yo ya preparé mis cosas. El hecho es que al estar arreglando todo mi equipo me sentí como que no encajaba (no el equipo sino yo con la situación). Me sentí ridículo midiéndome mis guantes, los pantalones, revisando mi marcadora y lavando mi careta. Como que eso es para más chavos y no para un guey "treintayseisañero" llegando a los 37 -la próxima semana los cumplo-. Incluso mi esposa me dijo que dejará de hacer pendejadas (con otras palabras más sutiles por supuesto) y mejor ocupara el tiempo en algo de provecho.
Terminé de arreglar mis asuntos y pensé: Qué a toda madre que a mi edad sigo pensando en pendejadas y haciendo pendejadas. Me chingo toda la semana en un trabajo donde las falsas apariencias cuentan mucho y donde a una persona estudiada, culta y bien trajeada (obvio que yo cubro el perfil) lo tratan como a la persona más chingona del mundo, todos me dicen licenciado por aquí, licenciado por allá, etc. etc. Y es cuando me pongo a hacer estas pequeñas pendejadas cuando me siento más yo. Cuando en el campo de gotcha (o en el de futbol que también me gusta, o en el de entrenamiento con mi perra, que me apasiona) me tratan como a uno más, sin tanta lavia ni hipocresía, me siento libre, vivo y feliz.
Y es cuando me pregunto ¿porqué no me dedico a alguna de estas madres si es ahí donde me siento como pez en el agua?
No lo sé, tal vez me faltan tanates; tal vez la "calidad de vida" que llevo no la podría mantener con lo que ahí ganara. Y me pregunto también ¿cuántos gueyes habrá en el mundo o mejor dicho en México que hacen lo que realmente quieren?
Por eso, mis ratos libres son para hacer lo que realmente quiero. Así sean pendejadas como las del sábado próximo. Esas pendejadas que llenan tu vida de sabor y que realmente son las que siempre recuerdas con más nostalgía.
O alguien tiene mejores recuerdos de su oficina que de sus momentos sociales y familiares, no lo creo.
Por eso, este consejo les doy porque su amigo "el belo" soy: "A hacer pendejadas -sin dañar a nadie- tengan la edad que tengan, porque de esos pequeños detalles estan hechos los grandes y felices momentos de parte de nuestra vida".
No hay comentarios:
Publicar un comentario