Desde pequeño, como todos, tuve que recordar cosas importantes. Desde lo básico como no meter algún dedo al orificio de los contactos de luz hasta el que le debía decir tía a dos tías que no eran ni mis tías.
Tuve que aprender a leer, escribir, sumar, restar, multiplicar y dividir aunque esto último no se me dio pues a la fecha prefiero usar la calculadora.
Aprendí incluso a rezar, gracias a la ayuda de mi abuela paterna. Luego el aprendizaje se fue haciendo más técnico ya que aprendí a nadar, a tocar órgano (aparato musical y no del otro),
y hasta para hacer unos ricos huevos estrellados o revueltos. Aprendí a adiestrar perros. Aprendí la "ciencia del derecho" y hasta aprendí a tolerar a mis jefes.
Obvio que de todo lo anterior, lo que más me apasionó fue aprender a entender a los perros (entiéndase en el estricto sentido de la palabra y no asemejarse a ningún otro concepto).
Incluso cuando entré a trabajar (hace ya varios años) aprendí a medio manejar la computadora, claro que ahora ya estoy muy familiarizado con ella (bueno eso creo).
Lo que no puedo aprender tan fácilmente es porqué debemos recordar tantas contraseñas (o será que aún no estoy tan familiarizado con la compu?
En fin, en este primer día con mi blog, mi primer recuerdo será... la contraseña de mi nuevo blog.
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