Simples y felices crónicas

En estos días no pude ver mis blogs favoritos ya que no tenía cable para mi laptop y la pila ya se le había bajado. Por lo mismo tuve que programar dos publicaciones. Pero la de hoy ya es en vivo y en directo.

El viernes fue mi examen que duraría 8 horas, pero como yo soy bien chicho lo terminé en 6. Ahora voy a la tercera etapa. Me sentí muy bien y espero que tenga pronto buenas noticias sobre los resultados, los cuales publicarán en 2 semanas. El resultado de este examen (práctico) junto con el que tendré a inicios de octubre (oral) se promediará con otro resultado que es de valores al desempeño. Esto es, 70% vale el práctico, 20% el oral y 10% los factores al desempeño (aquí te evalúan cursos impartidos, curso tomados, grado de estudios, libros o artículos publicados, etc.) El 96 que saqué en la primera etapa ya no promedia, sólo sirvió como filtro para sacar a las mejores 45 calificaciones y estos 45 participantes (entre los que estoy yo) compiten hasta el final con las reglas que ya narré. El proceso es harto extenuante y sobre todo te genera mucha angustia, pero al final vale la pena estar en la pelea.

Por otra parte, ayer fui al cine después de no sé cuántos días sin pararme por las salas cinematográficas. La película que ví fue "El estudiante" cuyo protagonista es Jorge Lavat. Me gustó mucho y deboconfesar que hasta solté una lágrima pues mis ojitos de remi ya no aguantaron más. Una película muy agradable para pasar un buen rato y ver en una película mexicana buenos relatos literarios. La recomiendo ampliamente.

También estoy feliz porque "Jacinta" salió de la cárcel. Hace un tiempo, comenté en el blog de Malbicho a propósito de un post que publicó, que no deberíamos juzgar y menos hacer conjeturas sólo por lo que los medios de televisión exhiben y que confiemos en las instituciones y sobre todo en la justicia. Hoy con agrado

miré que un Tribunal Unitario revocó la sentencia del juez de la causa y ordenó reponer el procedimiento penal, pero que el ministerio público había formulado conclusiones inacusatorias al no encontrar elementos para acusar a Jacinta del delito que se le imputaba, lo que generó la absolución de ella.

Lo anterior, es un ejemplo más de que la justicia existe. Que también hay abusos de autoridad, maltratos y demás circunstancias que permiten caer en la indignación social. Pero que debemos tener plena confianza en las instituciones. Estoy seguro que el Ministerio Público fabricó las pruebas en contra de Jacinta, que el juez de la causa no valoró correctamente las mismas y hasta puedo aceptar que el juez no quiso valorar como era debido esas pruebas, pero gracias al trabajo del abogado de Jacinta y al estudio profundo, exhaustivo y congruente del Tribunal de alzada se hizo Justicia.

Al final del camino, recuperó su libertad. Cierto, perdió tres años de su vida que nadie le repondrá y que incluso nadie nos imaginamos lo que ahí vivió, todo gracias a unas autoridades ineptas y demás calificativos que no quiero pronunciar. Pero también lo es que un tribunal, que revisó su caso, determinó ilegal ese proceso y por tanto injusto. Hoy Jacinta está libre y eso da un poco de confianza en los medios legales y las instituciones que tenemos, lo malo somos nosotros que no las conocemos y los que son especialistas en ellos las manejan a su antojo y conveniencia, llámense autoridades acusatorias, juzgadoras e incluso los abogados defensores públicos y privados.