Desde la primaria y hasta la prepa fui a escuelas públicas. Sólo en la universidad ingresé a una privada.
Mis amigos, generalmente, no fueron de “altas sociedades”. Creo que por eso eran tan divertidos y sinceros; además se les podía aprender mucho. Sólo era cuestión de observar.
En la prepa, varios de mis amigos (no todos) vivían en ciudades perdidas allá por el rumbo de Santa Fe (chancla fe como ellos mismos le llamaban). En la actualidad, Santa Fe se ha convertido en una de las zonas más exclusivas del Distrito Federal aun cuando todavía hay pequeñas zonas segregadas.
Obviamente mis amigos vivían en esas zonas segregadas y no dudo que sigan ahí. Habitaban en casas en las que no había puertas que separaran la única recámara con el único cuarto que era sala-comedor-cocina a la vez, separados sólo por telas tipo cortinas. El baño, estaba lejos de las casas, hechas de ladrillo grafiteadas y de tejas viejas por donde se filtraba el aire frío. Con ventanas, la mayoría, con los vidrios rotos o estrellados. Los baños sin agua, sucios y lejos de los “hogares”.
Calles sin pavimentar, encharcadas con lodo en tiempos de lluvia y con cables peligrosamente atravesados y colgando por todas las casas.
Al salir de su domicilio, debían sortear, además de lo antes dicho, a otros vecinos, en su mayoría alcohólicos y drogadictos-cementeros (Ahí no había billete para conseguir una droga más “nice”) pertenecientes a diversas bandas que luchaban por el poder de esa colonia.
Varios de mis amigos vivían al día, estaban mal alimentados y mal dormidos. Su moda era vestir como los chavos-banda; algunos incluso se hicieron verdaderos chavos-banda. Otros más, traían los calcetines rotos, zapatos viejos y sucios, suéteres remendados, y además usados cotidianamente. Ello era su “moda” ochentera.
Estudiaban, tal vez para salir de esa pobreza, esperanzados de la ideología mexicana de que si eres “alguien estudiado” las oportunidades llueven. Pero muchos, como siempre y desde entonces, abandonaron la escuela desilusionados por la realidad que los aquejaba. Algunas de mis amigas, las cuales no eran ajenas a la situación, se embarazaron y nunca más regresaron a estudiar.
A todos nos gustaba tomar cerveza. De hecho ahí fue donde tomé por primera vez una cagüama (cerveza grandotota). Por una extraña razón nadie se drogaba o por lo menos procuraban hacerlo donde nadie los viera.
Y digo que me extrañaba porque la situación que vivían era muy difícil. No sé si habrán logrado alguno de sus objetivos y sus sueños, si es que los llegaron a tener. Han pasado muchos años y aun los recuerdo con cariño. No supe qué fue de ellos. Tomamos caminos diferentes, tal y como nos lo tenía preparado el destino pues me imagino que, como siempre ocurre con los más pobres quienes no son los favoritos del buen destino (como esos amigos), fueron olvidados para obtener una vida mejor.
No sé si yo aporté algo a sus vidas. Ellos sí lo hicieron en la mía. En particular aprendí sobre la “empatía”. Aprendí a ponerte en su lugar y en los zapatos de ellos; a comprender su coraje, su enojo, su impotencia, su hambre y su tristeza.
Aprendí a valorar a las personas por lo que son (en su esencia) y no por lo que tienen; a tender la mano; a que no importa cuanto te humillen por como te ven siempre hay que levantar la cara y mirar siempre al frente; aprendí a dar y compartir aunque sea poco o lo único que tienes; aprendí a respetar a la gente y a sus ideologías o tendencias… aprendí a oír una rola de Led Zepellin o the Kiss sentado en el piso, en un rincón, con una grabadora a todo volumen y una cagüama en las manos.
Pero lo que más me llegó de ese aprendizaje y que desde entonces fue de gran ayuda en mi vida para tomar ciertas decisiones, fue esa frase, que por cuestiones que no recuerdo ahora, un buen día mi amigo “el Rocker” me dijo:
Belo: No temas a donde vayas que has de morir donde debes.
Sé que muy dificilmente ellos me leerán, pero de cualquier forma les mando un saludo dondequiera que estén...
6 comentarios:
el belo era todo un poeta el cabron.
Si, la neta, de las amistades que mas me han dejado son los que su situacion es vivir al dia, en chinga.
son los que te enseñan a vivir con mas pinche gusto, que ni que.
que buen post, ya te agregue al blogroll
Rotter: Que bueno que te gustó y es verdad cuando yo hablo de esos amigos, lo hago con mucho orgullo.
Y gracias por agregarme.
Saludos.
Nunca fui en escuela pública, pero debo decir que a veces sentia envidia de ver como las amistades de los muchachos de la secundaria #70 o #20... (alla en mi rancho), eran tan sólidas y se veian tan divertidas...
No me quejo para nada de mis amigos, pero hay que conocer a todo tipo de gente, en fin, mi vecina era asi y tambien optó por el camino de atrapar a su novio embarazandose... de todo hay en todas las clases sociales, dicen ...
Este escrito sin duda tiene esencia y me llegó. Al igual que tú siempre fui a escuelas públicas y en efecto, con la gente humilde era con la que mejor lo pasaba uno de chiquillo y yo al menos, medio me arriesgaba.
Sin embargo a pesar de ser pública la escuela había niñas taradas que sólo por ser güeritas mi maestra las prefería siempre sobre nosotros los morenos y gorditos a quienes nos discriminaba por nuestra condición o porque nuestras mamases no le estaban haciendo la barba para que pasaramos con buenas notas sino era nuestro esfuerzo el que decía quiénes éramos en verdad.
A esos amiguitos conocidos humildes son a quien verdaderamente recuerdo estén donde estén...especialmente a Sandra.
salu2 terribles
mercedes
Creo que ese tipo de amistades son las que mas enseñanzas te dejan en la vida, por que ves lo que ellos padecen, la situacion en la que tienen que sobrevivir dia a dia . . . sin embargo en muchas ocasiones, la vida nos lleva por caminos tan diferentes que hace que jamas los volvamos a encontrar, pero su recuerdo lo llevaremos por siempre, como esa frase que te dijo tu amigo . . . nada mas cierto que ello . . .
Saludos . . .
Que bien que apreciaras a esos amigos, supongo te ayudo a valorar lo que tenias.
Publicar un comentario